domingo, 16 de noviembre de 2014

EL COSTE DE OPORTUNIDAD EN LAS DECISIONES PRODUCIR / NO PRODUCIR

El coste de oportunidad es generalmente, en tanto en cuanto no representa un gasto, un concepto mal entendido por la mayoría de personas que se encuentran al frente de la gestión de Pymes y pequeñas empresas, empeñándose todas ellas en contabilizarlo como dinero perdido. Nada más lejos de la realidad, el dinero no ingresado por la no materialización de una de las opciones no puede representar nunca un gasto, porque es evidente que no genera movimiento de caja.

El concepto de coste oportunidad, sin embargo, nos es de extrema utilidad en la toma de decisiones en las que hay posible tan sólo un número finito de opciones. Este concepto de coste trata de introducir, en estas situaciones, la existencia un número finito de recursos para realizar una serie de alternativas, y por lo tanto hay que tomar decisiones para la realización de una de ellas.

Atendiendo a los muchos ejemplos que podemos encontrar en la red, si en una tarde de domingo podemos ir al cine o ir al teatro, el costo de oportunidad de la opción ir al cine, es el disfrute no realizado de ir al teatro y viceversa, el coste de oportunidad de ir al teatro es el disfrute no realizado de ir al cine.

Este tipo de ejemplos, que dicho sea de paso no me gustan demasiado, revela ya algunas características del coste de oportunidad:

  • Se pone de relieve ante un número finito de alternativas que se están sometiendo a valoración. De nada me serviría considerar, en este ejemplo, el coste oportunidad de salir a correr, porque no me gusta correr.
  • El coste de oportunidad no siempre se pone de manifiesto de forma monetaria o ni siquiera de forma cuantitativa, de hecho muchos autores lo definen como un coste en unidades de producción y no tanto de forma monetaria.
  • El coste de oportunidad es relevante en el momento de la toma de decisiones, pero una vez tomadas estas, no implicará ningún movimiento de caja, ni incidirá en nuestra cuenta de explotación. Aunque si deberemos volver a considerarlo en el siguiente proceso de toma de decisiones.
El término fue acuñado por Friedrich von Wieser en su Theorie der gesellschaftlichen Wirtschaft (Teoría de la economía social, 1914), y la definición que a mi juicio mejor introduce este concepto es el valor de la mejor opción no realizada.

Una de las aplicaciones de este concepto con las que me he encontrado en las últimas semanas es el de la producción de energía eléctrica en el ámbito de las renovables.

Con la aplicación del nuevo real decreto que regula (de nuevo) la producción de este tipo de energías "Real Decreto 413/2014, de 6 de junio, por el que se regula la actividad de producción de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovables, cogeneración y residuos", muchos autoproductores se enfrentan a la decisión de dejar parados su grupos generadores o arrancarlos, o incluso cuando arrancarlos.

De esta forma, la decisión que deberemos tomar es producir vs no producir en cada una de las franjas horarias del día. Para ello es imprescindible que tengamos claro cual es nuestra estructura de costes fijos y de costes variables. Supongamos que a efectos de este ejemplo y en aras de simplificar las operaciones matemáticas, nuestra estructura de costes es la siguiente:

Costes fijos: 100 u.m. (unidades monetarias)
Costes variables: 1 u.m.

De forma que nuestra estructura de costes está definida por la expresión C = 100 + 1*E, siendo E la energía producida.
¿Cómo implicaremos el concepto de coste de oportunidad en esta decisión?. Los costes implicados en esta decisión, para la producción de 10 unidades de energía, son los que se ven en la siguiente tabla:


Como los costes fijos están presentes en ambas columnas, a efectos de toma de decisiones no nos afectan y podemos simplificar la tabla de la siguiente forma:


Si, suponemos ahora que el precio de venta unitario de la energía es de 2 u.m. por unidad producida, y recordando que habíamos dicho que producíamos 10 unidades de energía, el precio de venta total es de 20 unidades monetarias y el beneficio en ambas opciones quedaría:


De esta forma se aprecia claramente que el coste de oportunidad de la opción "producir" es 0, y el coste oportunidad de la opción "no producir" es 10. Introduciendo este nuevo coste en ambas opciones, los beneficios de la opción "producir" siguen siendo 10 y los de la opción "no producir" son -10. La opción optima, pues es la de producir.

Quiero realizar algunas puntualizaciones. En este ejemplo disponemos sólo de dos opciones y por tanto el coste de oportunidad es el beneficio de la otra opción no realizada. Si dispusiéramos de más opciones, tan sólo consideraríamos el beneficio de la mejor de todas aquellas que no hemos realizado. Por otro lado, el concepto de coste de oportunidad implica beneficios no realizados, por tanto si el resto de opciones no realizadas implican pérdidas, su coste de oportunidad es cero. Es por esta última razón que no he considerado los costes fijos en el ejemplo. Por último, quiero resaltar que el motivo fundamental por el que el coste de oportunidad de la opción de producir es 0 porque no existe uso alternativo del recurso con el que estamos produciendo. Es decir, en el caso de las renovables que estábamos estudiando, no hay uso alternativo para el sol, el viento, el agua o el biogas almacenado.
Este es el motivo fundamental por el que en el pool energético las energías renovables entran a 0, porque no existe uso alternativo del recurso que emplean para producir, es decir su coste de oportunidad es 0.

Por último quiero hacer una última matización, en este caso el precio de venta es superior al coste variable, y por tanto es rentable producir. En el caso de que el coste variable fuese superior al precio de venta, cuanto más produjésemos, más perderíamos.

Por tanto, y como conclusión final, deberemos de producir siempre que el coste de oportunidad de los recursos sea cero y su precio de venta sea superior al coste variable.

Como suelo decir: es un análisis sencillo pero da algunas pistas.